Me gustan los días lluviosos. Normalmente, cuando alguien tiene un día triste, si lo piensas, siempre hace un "mal" día... está nublado, lluvioso, oscuro, hace viento o cualquier fenómeno terrestre hará que el día sea más feo de lo que es. Para mí, en cambio los días lluviosos no son tan horribles, me sienta bien pensar que es un buen día por mucho que la naturaleza se empeñe en que no sea así, me gusta pensar que mientras a otros le importa a mi me es indiferente e incluso me gusta.
Hoy ha llovido pero al contrario de la regla, no ha sido un buen día, cosas buenas, sí, pero cosas tristes que pesan mucho invadían mis ojos. Lo bueno de todo esto es que cuando vuelva a llover la regla se volverá a cumplir, pero mientras tanto, esta es la excepción que la confirma.
Hoy veo así las cosas, hay veces que la vida te regala días para tirar a la basura, otras en cambio te gustaría despertar mil veces en el mismo, cuestión de dejar que las manecillas sigan girando. Piénsalo, al final compensa.
De otra cosa no, pero de que no voy a utilizar un adiós estoy segura. Hasta luego.
Un brindis por los fuertes, abajo sombreros por los valientes, un aplauso por los que aceptan que la vida da puñetazos, y los esquiva. Esto va por ti.
