Busca donde nadie lo encontrará pero donde tú sabes que lo guardaría.
Frío.
Recuerda todo lo que aprendiste de mi, de cómo soy.
Ahora, te estás acercando.
Allí, donde no está ni helado ni derretido,
donde se tranza la paralela perpendicular,
donde lo gritaste en bajito,
en el sitio por conocer pero conocido,
donde siempre nos saludábamos y nunca nos despedíamos,
donde las líneas rectas se curvaban.
¿Lo has encontrado?
Pues ven y cuéntame exactamente que es, porque yo todavía no lo sé.
Pero sé que no lo quiero cambiar.